martes, 23 de junio de 2009

Recuerdos.


¿Alguna vez os habéis encontrado solos en una habitación vacía? Una habitación ajena y prohibida, destinada al olvido por aquellos que antes la llenaban de vida, abandonada en su totalidad con todo lo que ella contenía, una habitación despreciada por el simple hecho de contener recuerdos...
Recuerdos buenos y malos, que dejaron huella como una estrella fugaz que brilla intensamente en el cielo, eclipsando la luz de las demás, y después desaparece dejando apenas una estela; y es esa estela la que inunda las habitaciones olvidadas, recordando el brillo intenso de lo que allí se vivió en un pasado.
No hablo de salones lujosos ni palacios abandonados, me refiero a una habitación absolutamente normal, con muebles, fotos, cuadros, ventanas, relojes, adornos, libros, trofeos y recuerdos... Siempre me pregunté cómo un sitio tan normal había sido desplazado del mundo y ahora nadie se atrevía ni a mencionar; y entonces decidí descubrirlo yo misma.
Aunque ahora lo recurdo muy lejano, hace apenas unas horas que agarré fuertemente el pomo de la puerta, con el corazón encogido y tan acelerado, a su vez, como si quisiera salir a observar conmigo..., y lo giré; después no tuve más remedio que quedarme unos minutos de pie, inmóvil, al descubrir que tras muchos años todo seguía igual, vacío pero igual: el mismo olor, el mismo orden, los mismos objetos, la misma luz, pero en un profundo silencio... y entonces una fuerte sensación de nostalgia recorrió todo mi cuerpo y me trasladó a ese mismo lugar años atrás y, sin yo poder controlarlo, mi boca sonrió al mismo tiempo que por mis mejillas se deslizaron unas lágrimas. No sé cuánto tiempo pasé allí observando, reviviendo mi historia y la historia de aquel lugar, un lugar al que el paso de los años habían dotado de vida propia, un lugar que hablaba solo... Y que yo escuché atentamente, quizás minutos, quizás horas, hasta que me venció la conmoción y sentí el deseo de escribir las maravillas que renacieron en mi interior el desafiar al olvido.
Pero no lo conseguí.

Así que todo lo que puedo decir es que os adentréis en los límites de lo olvidado y lo hagáis vivir de nuevo, quizás la experiencia sólo os sirva para preguntaros ¿Qué pasó?, ¿Por qué cambió todo? Pero esas son, quizás, las preguntas por las que hay que empezar para deshacer el enrevesado nudo de confusión que, un día, se formó en tu interior.
Saber quién eres y porqué.

domingo, 7 de junio de 2009

Por eso estoy aqui.


Llega un momento de tu vida en el que te paras y te preguntas ¿por qué?
Y ese porqué no va destinado a nada en especial, es una simple forma de expresar que tras haber vivido miles de experiencias distintas y haber aprendido muchas cosas, no sabes nada.
Y esa nada empieza a hacerse notar en tu vida, como si un libro que estás leyendo , de repente, se quedara en blanco y ya no supieras con claridad que ha pasao en realidad ni que podría pasar en un futuro; como si se borrara un cuadro que estás mirando o desapareciera el camino por el que avanzabas.
Nada.
Que se instala en todo...

Y tu vida pasa a ser un cúmulo de absurdas incógnitas que merodean por tus pensamientos día y noche, que no te dejan pensar con claridad y convierten tu vida en una absurda lucha por la búsqueda de la verdad. Una verdad que no existe.
Por que... ¿qué es más subjetivo que la verdad? ¿quién dice lo que es correcto y lo que no? ¿quién pone las normas?
Quizás lo correcto sería pensar que las normas las pones tú mismo, pero entonces sería absurdo buscar una verdad más allá ¿no? lo cual significaría que vivimos perdiendo el tiempo en buscar fuera algo que tienes tú. Entonces llega el otro problema, si decides ponerte las normas que tú quieres, lo más probable es que el mundo que te rodea no las acepte y, entonces, volverías a intentar buscar una verdad efímera e inexistente; entonces si la verdad no la posees tú, ¿dónde está? No existe...

Bajo mi punto de vista, cuándo llega ese momento de tu vida en el que un día, de pronto, en mitad de la calle miras a tu alrededor confuso y dices ¿por qué?, todo empieza a tener cada vez menos sentido y después poco a poco vas cayendo en círculos viciosos que no tienen salida aparente. Entonces es cuando tienes que tomar una decisión.
Y esta es la mía.